DANZA EN LA ESCUELA

Hace algún tiempo, Luz y Alberto se estuvieron reuniendo en su barrio de Málaga para pasar tiempo improductivo y festivo en el parque. Aquella mecánica terminó por disiparse porque los tiempos ajetreados de cada una no le permitían continuidad. Ante esta imposibilidad formaron alianzas y generaron acciones optimistas como “Viva la guerra” o “La Tontería”, que buscaban modos de conectar con ese tiempo celebrativo a través del folclore. En una de las acciones gritaron “¡viva la guerra!” como símbolo de reivindicación, en la otra dijeron “¡viva la tontería!” para cantar a un tiempo bonito y esencialmente improductivo. Ahora se sienten preparadas para proponer otro intento: “LA PANDA” es un catálogo de acciones compartidas que generan un estado de excepción basado en una energía improductiva e inapropiada. Lo que podríamos considerar tiempo perdido o que invierte un orden establecido. Invocaremos la celebración colectiva y reconduciremos toda la energía generada en un tiempo más que necesario para escucharse a uno mismo y realizar un conjuro colectivo. Pensemos qué es folclore, qué es celebración y qué es rito en las distintas edades del cuerpo, en el moverse y en el sonar. Haremos un milagro, sabemos que estas acciones harán algo bueno en el cielo. 

Nos ponemos otro objetivo más: crear pandas temporales. ¿Qué es una panda? Una panda es el nombre que reciben las agrupaciones de verdiales, los grupos se denominan “pandas de verdiales”. Personas reunidas en torno al tocar, cantar y bailar: dos guitarras, dos platillos, un violín, un pandero, una bandera y un alcalde. Más el cuerpo de baile. En el cantar puede activarse cualquier miembro de la panda o invitado. El concepto de panda que estamos manejando para lxs niñxs, nos lleva a un imaginario muy expandido donde esa panda comparte también la significación gamberra de la pandilla, el grupo que mueve y activa, la alianza de amigas. Un mecanismo activador y temporal atravesado durante una hora por el moverse y el sonar. 

Todo es una trama conectada, una espiral cósmica capaz de conectar distintos planos de realidad. Está la realidad que haremos con los niñxs, que es una capa, y luego está además la realidad que estamos viendo nosotras. De esta os hablamos ahora. Estamos soñando con cosas; para nosotras estas tres experiencias que presentamos son modos de generar una energía conductora. Las energías conductoras son aquellas que van al cielo y se descargan en otro lugar del mundo obrando el milagro. Cada experiencia es una dinamo de energía que genera algo positivo en algún rincón desconocido del planeta (y con esa misma excusa se genera el milagro en el propio hacer). El plan de “La Panda” es ir proyectando esta energía en las distintas experiencias, estructuradas en tres fases, con el fin de que el próximo año podamos llegar a generar “la experiencia cumbre” o “el gran milagro” en forma de gran acción escénica. En estas cosas pensamos.

ALBERTO CORTÉS Y LUZ PRADO 

Alberto Cortés viene del campo de la dirección y la dramaturgia, pero se asilvestra y se sube al escenario en un intento de continuar investigando e invirtiendo los roles de la lógica teatral desde adentro. Está interesado en el encuentro con el público y su potencia transformadora, en la poesía y la revolución que pueden contener la palabra y el movimiento libre. Colisiona constantemente con creadoras nuevas. 

Nominado Mejor autoría (Premios Escenario de Sevilla 2021) 

Luz Prado es violinista, músico y performer. Su práctica se basa en un diálogo constante con el violín y en la dialéctica evento-proceso propia de la improvisación libre. Le interesa el encuentro, los procesos largos, los cuerpos que ponen en valor el ser y el estar a través del folklore, el DIY, la danza o el ruido.